HABITAR ENTRE ESCOMBROS
José Herrera
COLAPSO
A lo largo de la historia las personas viviendo en sociedades complejas han tratado de buscar respuestas sobre su contexto histórico; para satisfacer dicha curiosidad es necesario recurrir a las fuentes del pasado para entender el momento en el que se vive y posiblemente predecir algunos cambios para el futuro. Teniendo esto en cuenta, al rastrear el origen de prácticas, objetos y sujetos significativos, se utilizan métodos de investigación cada vez más precisos. En este proceso se deduce que nuestra civilización es el resultado de apilar logros y catástrofes de grupos humanos que habitaron anteriormente, una especie de Torre de Babel que se tambalea esperando el momento de alcanzar el cielo o sepultarse en la tierra.
La memoria de los pueblos se compone de varios elementos en constante cambio; cada fragmento de este rompecabezas de identidad vislumbra una parte del espíritu de la época. De todas las piezas, destacan las imágenes, no sólo por su ejecución técnica, sino por el poder de su contenido ideológico. Un ejemplo que ilustra esta idea son las obras de los muralistas mexicanos, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco y Diego Rivera, que resaltan por su calidad técnica, esencialmente, por darle rostro, cuerpo, paisaje e ideales a la propuesta de una nueva identidad nacional, en un país que sufría los estragos de una reciente revolución social y armada, a inicios del Siglo XX en México.
En las obras de Herrera, El monstruo de tierra y Estela I y II, se aprecia el fotomontaje compuesto de arquitecturas, pertenecientes a diferentes lugares y periodos históricos del territorio comprendido actualmente como México, que luchan por protagonismo: cuál es la más alta, importante, cuál representa mejor los ideales de nación, etc. Estas imágenes cuestionan la manera en cómo se construye el paisaje y cómo se condiciona la mirada, lo que podría dar luz sobre las problemáticas de los diferentes grupos humanos que habitan las ciudades.
HISTORIA DE PAPEL
Hace más de un siglo, el escritor estadounidense Mark Twain, mencionaría la frase “La tinta con la que se escribe la historia es un mero prejuicio líquido”. En las palabras del autor, se pone de relieve una actitud crítica sobre lo que se presenta como la historia oficial. Pensando en la oración de Twain, es preciso mencionar que las imágenes pertenecientes al campo del arte, pueden resultar paradójicas, debido a que en su mayoría las obras no son respuestas concretas o juicios desinteresados. La labor artística se convierte en un terreno donde se describe un concepto o conflicto, y al mismo tiempo se propone la introspección para crear diferentes posibilidades y realidades.
Esta idea sobre el arte es abordada por el cineasta Andrei Tarkovsky, en su libro Esculpir en el tiempo (1986), asimismo es relatada por el propio autor en el documental, Andrei Tarkovsky:Un poeta en el cine (1984), dirigido por Donatella Baglivo. Tarkovsky al responder ¿Qué es el arte? menciona: “Antes de definir el arte o cualquier otro concepto, debemos responder una pregunta mucho más amplia. ¿Cuál es el significado de la vida del hombre en la tierra? Tal vez estamos aquí para realzarnos espiritualmente, si nuestra vida tiende a este enriquecimiento espiritual, entonces el arte es un medio para llegar allí, por supuesto, de acuerdo con mi definición de vida. El arte debería ayudar al hombre en este proceso…”
El autor ruso lo dice con una carga poética, pero el sentido es el mismo, el arte con el paso de los años dejó de ser una actividad dedicada a copiar y decorar la realidad, para ser una constante práctica de dudar, evidenciar, incomodar y si es posible, demoler el status de nuestra vida. En las piezas de Herrera, pasa lo mismo, sus piezas muestran materiales y formas que van adquiriendo propiedades y significados distintos a los de su origen, por lo que sus obras representan preguntas y cuestionamientos razonados.
REDACTAR UNA IMAGEN
Las imágenes se hicieron para ser vistas, pero también para ser leídas. Pensemos en los inicios de esta práctica en el Siglo XIX, en sus primeros intentos por crear otra forma de representar, resaltan los siguientes elementos fundamentales: la luz, una solución química fotosensible, un soporte de plata o cobre y un artefacto a manera de caja que sería llamada cámara. Tal pareciera que estamos hablando de una práctica que se reconoce más como un experimento científico que como un arte. En nuestra época estos valores están cambiando, la tecnología digital e inteligencia artificial se está apoderando de las actividades humanas y la fotografía no escapa de este agujero negro. El artista y escritor Joan Fontcuberta, en su libro La furia de las imágenes: Notas sobre la postfotografía, menciona lo siguiente: “…En la fotografía la luz se transforma en materia; en la postfotografía la luz se transforma en códigos…Las fotos pasan a actuar como mensajes que nos enviamos unos a otros. Antes la fotografía era una escritura, ahora es un lenguaje…”
Las obras tituladas Poema de José Herrera, es una serie de piezas realizadas de tinta sobre papel de algodón que muestran una serie de patrones geométricos encontrados en la ornamentación de la arquitectura zapoteca en Mitla, Oaxaca. En sus composiciones se mezcla el gesto y el código, es decir, trastoca las fronteras de las formas convencionales de representación, las letras se piensan como estructuras, las construcciones se vuelven imágenes y la pintura son versos.
Este trabajo de Herrera así como sus fotomontajes, collages digitales, ensambles, entre otras piezas, son preguntas acerca de nuestro habitar en el mundo. Representan la relación íntima y pública con las imágenes dentro de nuestra civilización; las piezas de Herrera son un recordatorio de dónde estamos parados, qué estamos haciendo y hacia dónde vamos como individuos y sociedad.