La Red Mexicana de Estudios de Espacios y Cultura Funerarios, menciona que los cementerios y panteones son un conjunto de valores socioculturales que se apropian y transmiten en el colectivo, formando parte de la expresión de la cultura de una sociedad en el ámbito de la espiritualidad.
En la ciudad de Pachuca, éstos espacios funerarios han sido testigos del crecimiento de la ciudad; a finales del siglo XVIII, comenzaron a faltar espacios en los atrios de las iglesias para sepultar a los difuntos, así que se construyó el panteón de San Rafael (ubicado en lo que hoy es el Parque Hidalgo y el parque Luis Pasteur).
Con el tiempo el panteón de San Rafael, también llegó a su capacidad máxima de cuerpos sepultados, entonces el ex gobernador Pedro Ladislao Rodríguez, preocupado por que se pudiera esparcir una epidemia, propone construir un nuevo cementerio lejos de la ciudad.
El diseño de la fachada de la entrada principal del panteón es de estilo neoclásico, basado en el patrón de los arcos triunfales romanos la unión de las civilizaciones griegas y romanas, hecho de cantera de Tezoantla, traída de Real del Monte.
Las columnas se encuentran adosadas a un muro de estilo renacentista jónico, sostienen un cornisamento que remata con acroteras sobre las que descansan jarrones al estilo griego. A los lados hay dos medallones de mármol con los símbolos de alfa y omega que significan el inicio y el fin.
En el arco de la entrada, están las puertas forjadas de hierro y se observan hornacinas de ambos lados; las esculturas de mármol que componen el portón: la fe, la esperanza y la caridad, las cuales representan virtudes teológicas.