La convergencia de la Inteligencia Artificial en el arte es un tema candente en la actualidad. En las redes sociales, se discute ampliamente cómo la Inteligencia Artificial en el arte ha revolucionado la creación de ilustraciones a partir de fotografías. Esto plantea un dilema fascinante: ¿pueden estas nuevas formas de creación, impulsadas por códigos y máquinas, eventualmente reemplazar las habilidades humanas que hemos desarrollado a lo largo de nuestra historia?
Para comprender mejor la relación entre la Inteligencia Artificial y el arte, es esencial explorar el origen y la evolución de la inteligencia artificial (IA). En 1955, el informático John McCarthy acuñó el término “inteligencia artificial” durante la conferencia “Dartmouth Summer Research Project On Artificial Intelligence”, convirtiéndose en el padre del lenguaje de programación Lisp y, por ende, de la IA. Su visión inicial era simple pero profunda: si una máquina puede realizar una tarea, se puede programar una computadora para simular esa máquina.
Ahora, entendemos que la inteligencia artificial agrupa un conjunto de técnicas que mediante circuitos electrónicos y programas avanzada de computadora busca imitar los procesos de la inteligencia y funcionamiento del cerebro humano mediante algoritmos y códigos que van “alimentando” a una máquina, y así pueda replicar las ciertas funciones. Para lograr esto es necesario tener conocimiento en sistemas computacionales, datas y algoritmos (códigos).
Ya tenido conocimiento de las bases de la AI se ha implementado como una herramienta creativa para las artes visuales, la música, el cine, los videojuegos entre otras áreas. Es aquí donde entra el debate ¿estas nuevas aplicaciones en un futuro no muy lejano, podrán sustituir las habilidades artísticas que los seres humanos hemos ido desarrollando a lo largo de los años?
La Inteligencia Artificial (IA) abarca diversas técnicas y procesos que imitan la inteligencia humana mediante algoritmos y códigos que impulsan máquinas. Para lograrlo, se necesita un profundo conocimiento de sistemas computacionales, datos y algoritmos.
Con estas bases sólidas en mente, la IA se ha convertido en una herramienta creativa en campos como las artes visuales, la música, el cine y los videojuegos, entre otros. Esto plantea el debate sobre si estas aplicaciones podrán, en el futuro, reemplazar las habilidades artísticas humanas desarrolladas a lo largo de la historia.
Comienzan a surgir casos de IA utilizada en procesos creativos. Por ejemplo, la revista estadounidense The Atlantic publicó un artículo ilustrado no por un humano, sino por un programa de inteligencia artificial llamado Midjourney. Ejemplos como estos plantean cuestiones sobre la autoría y la creatividad en un mundo cada vez más influenciado por la IA
Artistas como Joann también están explorando las posibilidades de la IA. Ha creado imágenes que intervienen en inflables de monumentos icónicos, como la Torre de Pisa, la Torre Eiffel y el Cristo Redentor. Estas imágenes parecen tan reales que es difícil distinguirlas de la realidad. Además, en las redes sociales, los filtros de IA permiten a los usuarios transformar sus fotos en creaciones inspiradas en la IA.
La inteligencia artificial está transformando diversos campos, tanto a nivel personal como profesional. Los creativos deben analizar cómo aprovechar estas herramientas para enriquecer sus procesos y discursos creativos. Es esencial hacerlo sin menoscabar el trabajo de los artistas, ilustradores y diseñadores. El debate sobre la autoría, la creatividad, la inspiración y la originalidad sin duda continuará.