El 28 de Diciembre de 1895, los hermanos Auguste Marie Louis Nicolas Lumière y Louis Jean Lumière, presentaron la invención que dio pie al surgimiento del séptimo arte: el cinematógrafo. Fue en el Grand Café de París, donde dieron cita al público para proyectar por primera vez los filmes “La salida de los obreros de los talleres”, “La llegada de un tren a la estación” y “El regador regado”.
El cinematógrafo tuvo tanta admiración, que pronto inició a ser difundido al rededor del mundo y necesitó de espacios arquitectónicos con características específicas para poder apreciar las proyecciones.
El invento de los Lumière, llegó a la ciudad de Pachuca 5 años después de su lanzamiento; en 1901 se instaló la primera sala de cine por el señor Camilo Santillán, la cual se encontraba ubicada al sur de la Plaza Independencia, que entonces era conocida como Plaza de las diligencias. Cuenta don Teodomiro Manzano que fueron las características del espacio las que le otorgaron el nombre de “El Jacalón” y que se cobraban 5 centavos a quienes elegían sentarse en una banca para observar la película y 10 a quienes preferían ocupar una silla. En El Jacalón se proyectaron películas como “Llegada de un tren a la estación de Ciotat” y “La salida de las fábricas Lumière”, hasta que se quemó en el año de 1902.
El Teatro Bartolomé de Medina fue un edificio inaugurado en enero de 1887, el cual fue el recinto oficial para numerosas ceremonias públicas y era utilizado por el gobierno estatal para ofrecer diversos espectáculos de ópera, drama, comedia o zarzuela. Fue hasta 1906 cuando José Bustamante y Enrique Rosas, rentaron ésta sala para organizar funciones de cine los días lunes y miércoles.
Fue aproximadamente un año después, cuando se inauguró el Salón Verde, la primera sala permanente de cine, por los señores Iracheta y Díaz; el lugar se encontraba ubicado en las calles de Leando Valle, y funcionó por más de una década. A la construcción de esta sala de proyecciones le siguieron muchas otras, como el Salón Iris que fue construido en 1909 y se ubicó en un anexo del Hotel Grenfeell, sobre la calle de Doria; y el Cine Palacio, construido al norte del Portal Constitución en 1911 por Don Ramón Díaz.
En 1918 se construye el Salón Blanco en la esquina de las calles Guerrero y Bravo, don Enrique L. Pineda lo adquiere y, a principios de la década de los años 20, lo transforma en el Salón Rojo; el éxito del Salón Rojo animó a don Enrique para construir un gran teatro dedicado a exhibir cientos de películas mexicanas y extranjeras, por lo que el 2 de mayo de 1926 se inaugura el famoso Cine Pineda.
El Cine Pineda fue durante más de 25 años uno de los sitios favoritos de los habitantes de la ciudad, hasta que se incendia en 1953. Tras ese accidente, el cine es remodelado y abre sus puertas al público con un nuevo nombre, Cine Alameda, otro sitio que durante años atrajo a cientos de habitantes para observar películas nacionales y extranjeras.
Durante todo ese tiempo, las proyecciones no tenían sonido y eran interrumpidas constantemente, pues el grosor del celuloide con el cual se hacían no permitía que las proyecciones sobrepasaran los 10 minutos de reproducción, razón por la cual se exhibían en más de una sesión. Como consecuencia de la aparición de más salas dedicadas a la misma actividad, algunos cines proyectaban las películas de estreno en una sola sesión, estos estrenos se anunciaban en las carteleras del periódico con la finalidad de atraer a más personas.
Durante la década de 1930, el cine se revolucionó con la llegada del cine sonoro. Durante esos años se exhibieron películas como” El delator”, “El secreto de vivir” y “Lo que el viento se llevó” en 1939. En ese mismo periodo se inaugura en las calles de Guerrero el famoso Cine Iracheta, que a su vez era denominado como el “Cine de Sociedad Pachuqueña”.
Durante el sexenio de Manuel Ávila Camacho (presidente de México de 1940 a 1946), es demolido en 1943 el Teatro Bartolomé de Medina para construir en su lugar al Edificio Reforma, propiedad de Maximiliano Ávila Camacho, hermano del presidente. Fue debido a su arquitectura que popularmente se le conoció como “Adefesio” Reforma. En estas salas llegaron los grandes largometrajes de la etapa del cine de oro mexicano. Las películas de Cantinflas, Pedro infante, Jorge Negrete, María Félix o los hermanos Soler fueron las más taquilleras.
Durante los 20 años que siguieron a la construcción del “Adefesio” Reforma, los cines de la ciudad empezaron a desaparecer, únicamente sobrevivieron los cines Reforma, Alameda e Iracheta. En 1969 se creó el Cine SNTE, propiedad de la sección XV del sindicato de maestros; y en 1974 se modifica lo que solía ser el auditorio del estado para convertirse en el Cine San Francisco.
Para 1975 es demolido el Cine Reforma, pero su equipo se traslada al nuevo auditorio del estado que se construye en la Avenida Juárez, y funciona durante 19 años hasta que es demolido en 1994 para construir en su lugar, el Parque del Maestro. Durante los años que siguieron, los pocos cines del siglo XX empezaron a cerrar, debido a las películas videograbadas que ahora ya podían reproducirse en aparatos caseros.
El cierre de estos recintos fue inevitable debido al avance tecnológico, sin embargo surgieron otros cines (Salas del Jardín Independencia, Plaza 2000, Cinépolis Plaza Bella y Cinemas Hollywood) que aunque con salas más pequeñas, se adaptaban a las crecientes exigencias tecnológicas de la época para mejorar la apreciación del séptimo arte de los espectadores pachuqueños.
Referencias
Menes Llaguno, J. M. (1999). Pachuca 10 Décadas de su Historia. Ixmiquilpan, Hgo.: Presidencia Municipal de Pachuca.
Menes Llaguno, J. M. (2001). Los Cines. En Crónicas y leyendas de la muy noble y leal Ciudad de Nuestra Señora de la Asunción y Real de Minas Pachuca (págs. 47 – 51). Pachuca: Rotary International .
Menes Llaguno, J. M. (2016). Pachuca: Un tiempo y un espacio en la historia. Pachuca: Ayuntamiento de Pachuca.
Menes Llaguno, J. M. (2017). Tradiciones y leyendas de Pachuca. Pachuca: Porrúa.
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