El arte no solo es una forma de expresión, sino también un potente vehículo para transmitir ideas y provocar reflexiones profundas. A lo largo de las últimas décadas, ha sido utilizado como una herramienta para destacar y concienciar sobre la violencia de género ejercida contra las mujeres, manifestándose en monumentos, edificios, plazas y murales.
Es importante entender que los movimientos sociales surgen para señalar la inequidad y desigualdad que ejerce el sistema político, social, académico, económico y cultural hacia las minorías y sectores “vulnerables”. Qué mejor, tener al arte como aliado en estas protestas de carácter transgresor.
Tras todo el movimiento feminista, se empezaron a crear colectivos de mujeres y artistas que a través de las diferentes disciplinas artísticas (pintura, escultura, fotografía, video, performance, instalación, etc) toman la oportunidad para hablar, denunciar y documentar el control, la represión, la explotación y violencia sobre ellas.
En 1983, en México, nació uno de los primeros colectivos feministas de arte, Polvo de gallina negra, compuesto por Mónica Mayer, Maris Bustamante y Herminia Dosal. Su objetivo era analizar la representación de la mujer en el arte y los medios de comunicación, promover la participación de las mujeres en el arte y crear imágenes desde una perspectiva feminista que pudieran transformar la realidad.
Con el tiempo, más mujeres se han unido a este movimiento para visibilizar la violencia de género que persiste en la sociedad. Un caso que conmovió al mundo fue el de las Muertas de Juárez en Ciudad Juárez, una de las ciudades mexicanas con altos índices de violencia hacia las mujeres. La artista Elina Chauvet creó la instalación Zapatos rojos (2009), utilizando zapatos rojos con los nombres de las mujeres desaparecidas y asesinadas en Chihuahua.
Con la llegada de las redes sociales, en 2019 se viralizó la performance Un violador en tu camino creada por el colectivo chileno La Tesis. Esta performance adaptó el lema “Un amigo en tu camino”, utilizado en campañas
por Carabineros en los años 90. Un violador en tu camino visibiliza la violencia y da voz a las experiencias, percepciones y emociones de las mujeres en su camino hacia la liberación. La repercusión de esta performance llevó a su replicación en otros países, incluyendo las marchas del 8 de marzo en México.
Murales, pinturas, ilustraciones, fotografías y carteles se han convertido en poderosos medios para representar la realidad. Estas expresiones artísticas gritan en favor de la justicia para todas las mujeres que han sido agredidas, discriminadas, desaparecidas y asesinadas. El arte también cumple un papel fundamental al hacer que estos mensajes perduren en la memoria colectiva, impulsando la reflexión, el aprendizaje y el desaprendizaje de conductas e ideologías impuestas desde tiempos pasados sobre la identidad y la dignidad de las mujeres.
El Museo Virtual de Pachuca conmemora a todas las mujeres que siguen luchando por sobresalir en el arte.