Esta fue la nota médica con la que salí del hospital sin saber cómo iba a retomar las riendas de mi vida. En muchos me tope con sentimientos de culpabilidad e incertidumbre. Después de varias consultas con el psiquiatra y psicólogo fui oficialmente diagnosticado con TLP (trastorno límite de la personalidad).

Me dio calma saber que mis sentimientos tenían un motivo y que aunque el proceso no fuera sencillo podía tener una calidad de vida si aprendía a vivir con mi TLP.

Como sociedad no estamos preparados para entender y apoyar a quienes sufren de algún trastorno mental y/o emocional. Por experiencia propia hablar de estos temas se que causa rechazo y prejuicios. Incluso se nos llega a descalificar por ser personas sentimos diferente.

El aprender de mi trastorno me ha permitido desarrollar empatía con las personas que sufren de alguna situación emocional o mental, lo que me ha llevado a desarrollar una serie de ilustraciones que utilizan figuras retóricas de la imagen para motivar al pensamiento y la reflexión.

Trabajar en la serie de ilustraciones fue un ejercicio de introspección y regresión que tiene como objetivo desarrollar en el observador empatía y que se hable con más normalidad de los temas emocionales y mentales, así como se derrumben los tabúes alrededor de la salud mental. También se busca que si hay espectadores que no se sienten bien sepan que no están solos y que hay formas saludables de abordar esas emociones.