El último eje conceptual que maneja nuestra autora tiene un lado más personal, donde se replantea su propia condición de mujer y su quehacer como artista. A partir de sus vivencias personales, confecciona objetos que representan lo frágiles que somos cuando se hace presente la injusticia e intolerancia. 

Las piezas tienen un diseño muy atractivo, pero deben apreciarse con atención al detalle, valorando cada elemento y gesto dentro de las mismas; es entonces que las obras enmarcan sentimientos de dolor e indiferencia, puesto que retratan el sufrimiento que pasa una persona por atreverse a alzar la voz y ser diferente, algo con lo que todos hemos lidiado en nuestras vidas.

En el universo de Nohra González Reyes,  no se trata simplemente de complacer la mirada, hacer reír al intelecto o dar una lección de moral, más bien, la artista busca en lo profundo de su memoria, una de las cosas más valiosas que puede encontrar en la humanidad, que es la expresión de sí misma, pero sin disminuir al otro.